lunes, 4 de mayo de 2009

1.- Más viva que nunca

Tras que no tenía ni pizca de ganas de ensayar, me cagaron a pedos porque no me sabía la letra... Estaba recién escrito el monólogo, todavía lo tenía que estudiar más...


Loco, ¡es un taller de comedia en el club y acá no vamos a hacer Hamlet!. Además NO soy actriz. Estoy acá por casualidad y aproveché para conocer gente, y me dejé llevar... Es una de esas situaciones en que no sabés muy bien para dónde vas ni cómo ni por qué, pero te soltás y el camino se va haciendo solo.


Vine para organizar una biblioteca y terminé metida en una compañía de comedia.

Es medio raro, porque cuando el proyecto arrancó y me subí a un escenario por primera vez, me cagué de miedo, me cagué de incertidumbre, pero también me cagué de risa.

Ahora, con la confianza que me da el habeme soltado en estos diez renglones, puedo decir muy suelta de cuerpo, que en ese sentido (en ese y sólo en ese), cagarse está buenisimo. Es en cierto modo, sentirse vivo.

Y hablando de viveza, ya vuelvo...

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