domingo, 12 de julio de 2009

36.- Rara, como encendida...

Después de varios días de confinamiento laboral en la zona casi norte, mi tiempo libre se incrementó saludablemente y pude al fin encontrarme con "las chicas".

Fuimos a un tenedor libre no muy lejos de la casa de Betty: lo único malo, es que estaba llenísimo de gente. Había muchos niños corriendo por todo el restaurant. Venir a la mesa con el plato demasiado lleno era un riesgo.

Nos sentamos cerca del buffet, para que las chicas no tuvieran que andar haciendo equilibrio con los platos. Por cierto, se levantaban a cada rato. En uno de los viajes, me traje unas rodajas de matambre con una ensaladita, y Berta me miró feo.

Berta: - Si vos querés comer eso, comé. yo me cambio de lugar hasta que termines porque te miro y me dan náuseas.

Todas en la mesa se rieron. Berta y yo, desconcertadas...

Betty: - Decime una cosa, pelotuda... A vo te encantaba el matambre. No te estraña que ahora no te guste más ?.

Berta quedó más desconcertada todavía.

Magia: - Algo me comentaron, pero yo estaba muy ocupada bailando chamamé. ¡¡Contá !!. ¡¡Contáa!!.

Clarita: - La cosa es que la noche de la fiesta hiciste una mezcla bastante horrible. Arrancaste con los sanguchitos, después empinaste el codo con champán, después le diste a los calentitos, a las cazuelitas, le diste al tinto de pingüino cuando vinieron las empanadas, y después cuando sacaron el lechón, le entraste a eso pero con cerveza. Y seguiste el resto de la noche con cerveza. Yo no sé de dónde carajo los sacaste pero cuando todos estaban comiendo la torta, vos estabas con unos sandwichitos de matambre. Fue lo último que comiste y se ve que eso te terminó de joder.

Berta: - Me acuerdo de los sandwichitos, pero no sabía que había comido tanto...

Clarita: - La cosa es que le diste a eso y seguiste con la cervecita y reventaste.

Atenta, mientras comía mi ensalada de lechuga, con arvejas, remolacha, papas, choclo y muuucha mayonesa, no perdí detalle de lo que contaban.

Betty: - La cuestión es que te empezaste a sentir mal. Te tuve que llevar al baño, y cuando entramos estaba el hermano del concuñado de Paraná, totalmente en pedo meando la piletita. Vos no quisiste entrar y tuve que entrar a sacarlo yo del baño de mujeres. Me meó el vestido el muy boludo... Si al menos hubiera tenido con qué...

Berta: - Me quiero morir...

Betty: - Tranquila porque no te cagaste, pero vomitaste todo lo que comiste ese día y el anterior y el anterior... Estuvimos como 2 horas en ese baño.

Se me fue el hambre.

Clarita: - Es cierto... Yo la fui a relevar a la Betty para que bailara un poco y me tuviste como dos horas más, deprimida llorando a moco tendido...

Berta: - ¿Llorando?. ¡Pero si nunca lloro! . ¿Tan en pedo estaba?.

Clarita: - Mirá cómo estarías que llorabas porque el matambre te había hecho mal. Igualmente el concuñado de Paraná volvió a entrar al baño a mear la piletita, y nos vio. Se ve que le dió lástima y se quedó a hacerte compañía y yo aproveché y me rajé a bailar chamamé.

Berta: - Che, ¡¡ la puta madre !! No me acuerdo nada de eso.

Entre risas y brindis, reconstruyeron los blancos de la borrachera de Berta. Y yo pude colaborar con el final: un rato antes de que terminara la música, fui al baño tambaleándome pero recuerdo perfectamente haber visto a Berta, sentada a upa del "fulano", los dos abrazados cantando tangos.

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