lunes, 10 de agosto de 2009

40.- El gran escape

Al pobre Antonio se le venía demorando el alta en la clínica.

Aparentemente un "malentendido" con su obra social (una de esas "gold") hizo que el pobre santo se comiera casi una semana y media adentro de la clínica, siendo que ya estaba como para irse a su casa, salir a trotar y practicar jeet kune do.

Puntual y religiosamente, las mosqueteras iban todos los días a verlo, hasta que un jueves llegaron y se encontraron la cama vacía. A Clari se le aflojaron las piernas, pero Betty tomó cartas en el asunto y se encontró con que, harto de esperar, Antonio se había fugado.

Las horas pasaban y ni noticias del touch & go.

Nosotras nos fuimos todas al departamento de Betty, a esperar un poco más: si no había noticias habría que hacer la denuncia. De repente suena el teléfono.

Betty: -¿ Hola ?

Antonio: - ¿ Hola Betty... Está la Clari con vos ?

Betty: - Sí... ¿¿ Estás bien ??... ¿¿ Dónde estás ???...

Betty se quedó en silencio unos momentos, oyendo lo que Antonio le decía por teléfono. Todas estábamos muy asustadas.

Por momentos la expresión de Betty fue tensa, pero después su cara cambió al cortar.

Betty: - Chicas, abriguensé bien, que tenemos que ir al rescate...

En 5 minutos estabamos repartidas en 2 taxis rumbo al hipódromo de Palermo: el tachangou se había escapado "provisoriamente" de la clínica con intenciones non sanctas de jugar a las tragamonedas de Palermo.

Cuando llegamos, Betty pidió que todas se quedaran en los taxis excepto yo.

Entramos a ese infierno de gente y maquinitas, y lo vimos a Antonio: estaba pálido y tenia los ojitos brillantes. La miró a Betty, le dio un abrazo y cuchichearon algo que no alcancé a oir. Acto seguido se fue y Betty me pidió que vayamos al baño. Menos mal, porque tenía un pis ASIIII de grande.

Entramos y enseguida me metí en uno libre y muy limpio.

Yo: - ¿ Cuánto perdió Antonio ?.

Pero Betty no contestó: irrumpió en mi baño antes de que pudiera trabar la puerta, al tiempo que me hacía señas de que no hiciera ruido: con una enorme sonrisa me mostro el grueso fajo de billetes que Antonio se había ganado.

Y montando un operativo como en las películas de acción, tres taxis diferentes arribaron a la casa del tachangou esa tarde, cada uno portando algo así como 7 mil.

2 comentarios: