jueves, 13 de agosto de 2009

41.- País Generoso

Pasadas las emociones iniciales de aquel formidable golpe de suerte, el cuarteto se quedó sin una de sus integrantes por unos cuantos días: Antonio se llevó a Clarita a disfrutar de un romántico crucero por las costas brasileñas.

Siendo que Clari no estaba, había que completar la mesa de poker, y no me quedó más remedio que aprender a la fuerza (realmente soy muy mala).

Aunque ya lo intentaron varias veces explicándome hasta con títeres, evidentemente no es lo mío...

Betty me contó, que como regalo para el cuarteto, Antonio le había dejado plata con expresas órdenes de renovar el "santuario" (así llamaban a la mesa de poker). Y como Betty ya estaba muy ducha en el uso de Internet ("papá Google nos enseña todo lo que queremos saber sobre cualquier mierda" "si no está en interné, seguro que no se inventó"), se había abierto una cuenta en un sitio de remates y venía pujando por un equipo completo de poker.

¡ Y lo ganó !.

La cosa es que como había que ir a buscarlo hasta Liniers, me pidió que la acompañase. El equipo ¡ era un lujo !. Al parecer al dueño le había traído mala suerte y lo puso a remate. A Betty no le importó, estaba chocha...

Cuando nos fuimos de la casa del vendedor, quisimos recorrer un poco el centro comercial y nos perdimos en un mar de gente apurada yendo para un lado y para otro. La cosa es que cruzamos un puente (que resultó ser la General Paz) y nos salimos de Liniers.

Y ahí estaba él, con sus luces brillantes y su enorme marquesina: el Bingo Ciudadela...

Betty: - Che nena, ¿ vamo un ratito a ver qué onda ?

Yo: - Y daaaaale...

Esa tarde hacía un fríiiiio de muerte, y para mi sorpresa ¡ había que hacer una fila para entrar !...

Pero ese fue apenas el comienzo...

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